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Metropol: cocina como en casa y servicio esmerado

Desde su apertura en 1965, el Metropol se posicionó en la isla por su propuesta culinaria cubana, como muestra de que Cuba y Puerto Rico están entrelazados en el gusto colectivo

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Los restaurantes Metropol son de esos lugares que, de generación en generación, nunca pasan de moda. Su fórmula ganadora es resultado de la cocina casera sumado al esmerado servicio. 

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Así lo describen sus propietarios, los hermanos Christian y Alex Ravelo en sociedad con Reynaldo Vega. A esto se añade que su propuesta acuña los ricos sabores caribeños.

Entre la extensa carta de ofrecimientos, dos de los platos preferidos por los asiduos comensales son la gallinita rellena de congrí y el bistec de lomillo.

Entre los complementos podría elegir arroz blanco y habichuelas o frijoles negros, mofongo, tostones, maduros y yuca al mojo, entre muchos otros.

De entrada se sugieren las croquetas de jamón, queso frito, el tamal en hoja (plato típico cubano), coctel de pulpo, camarones y carrucho o las sopas del día, como la de frijoles negros, cebolla y crema de brócoli.

“El respaldo de nuestra asidua clientela es porque nuestros platos son como los de las abuelas: cocina casera, de buena calidad, abundante y a precios módicos”, describió Ravelo. 

Aunque actualmente cuentan con un chef consultor, Radamés Trinidad, muchas de las recetas que sirven en los ocho restaurantes establecidos en Hato Rey, Isla Verde, Fajardo, Guaynabo, San Juan (Hotel Sheraton), Barceloneta, Dorado y Caguas, son originales de sus abuelos José “Pepe” Canosa y Raquel Canosa, cubanos fundadores del Metropol en Santurce en 1965.

Como dato curioso, fue nombrado Metropol porque frente al restaurante estaba establecido el cine Metropolitan.

“Todos nuestros ingredientes son bien frescos, y mientras podamos, de agricultores locales”, aseguró el empresario al hacer referencia a las escasez que podría generarse luego del embate del huracán María.

Para sellar la experiencia, se sugiere agasajar el paladar con alguno de los postres home made, como el tres leches; la tierrita, de chocolate y vainilla; el cheesecake, servido con casquitos de guayaba; o el flan de queso.

“Queremos que los visitantes se sientan como si estuvieran en su casa. No solo que vengan a comer la comida casera, sino que disfruten también del servicio personalizado como si fueran parte de nuestra familia”, afirmó el restaurateur.

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