Esta cadena de supermercados orgánicos –que actualmente cuanta con más de 270 sucursales repartidas entre Estados Unidos, Canadá e Inglaterra- fue fundada en 1980 en la ciudad de Austin, Texas.
Desde sus inicios, se ha caracterizado por ofrecer a sus clientes todo tipo de frutas, vegetales, carnes, pescados, vinos e incluso cosméticos orgánicos. Y a juzgar por su expansión, la que no ha parado desde 1984, mal no les ha ido con esta propuesta. En la actualidad es una de las cadenas de venta y distribución de productos orgánicos más grandes del mundo.
Las secciones con las que Whole Foods clasifica los productos que ofrece a sus clientes son las siguientes: panadería, cervezas, quesos, té y café, flores, productos de almacén (enlatados, granos, pastas, etc.), frutas y verduras, carnes, productos del mar, vinos, productos de belleza y mascotas.
Además, cada una de las sucursales de Whole Foods tiene una sección de comida preparada, la que –obviamente- también es orgánica. Y si a esto le sumamos la preocupación de la empresa por contar con bolsas reutilizables, manejar adecuadamente los residuos de cada una de sus sucursales y cuidar sus consumos de energía; podemos decir que más que verde, en Whole Foods son totalmente sustentables.