El estrés es definido como un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal, que además podría generar trastornos físicos y mentales. Muchos lo califican como el mal del sigo XXI, debido a la múltiples tareas que cumplimos en el hogar, el trabajo y nuestro demandante círculo social.
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Llevar una vida sana cobra mayor relevancia para protegernos de enfermedades asociadas al estrés.
Un experimento, realizado por la Universidad de Alabama en Estados Unidos, determinó que la vitamina C es capaz de detener el flujo de hormonas que producen el estrés, explica la doctora Margarita Botero, especialista en medicina estética, anti envejecimiento y obesidad.
Según detalla la experta, “debemos consumir la mayor cantidad de alimentos que contengan ácido ascórbico o vitamina C. El consumo recomendado de esta vitamina, a lo largo del día, es de 200 miligramos, lo que equivale a 225 gramos de kiwis o media papaya mediana”.
Indica que “otras de las frutas recomendadas por su alto contenido de ácido ascórbico son la naranja, la guayaba y el limón”. Revisa tu despensa y empieza a identificar qué alimentos tienes que se adapten a esta recomendación.
Mientras que en el reglón de las verduras, la doctora Botero señala que el brócoli, la alfalfa germinada, el perejil fresco, el pimiento crudo, la coliflor, el berro y el tomate son las que más contiene esta vitamina.
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Botero afirma que más allá de los beneficios que la vitamina C aporta al sistema nervioso, su ingesta también favorece al resto del organismo:
“Ayuda a frenar la artrosis; refuerza las defensas; evita el envejecimiento al ser antioxidante natural; contribuye a rebajar el exceso de colesterol malo; protege de la contaminación y del humo del cigarrillo y acelera la cicatrización, entre otros”.