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La miel es el único alimento que no se daña

Contiene propiedades terapéuticas y nutricionales

Es producida por las abejas a partir del néctar de las flores o de las secreciones de las partes vivas de algunas plantas.

La composición que tiene la miel no permite que se dañe (Cortesía)

Las abejas recolectan el néctar y lo transforman al mezclarlo con sustancias propias (enzimas); esta mezcla es almacenada en los panales de la colmena donde, después de un periodo de maduración, se obtiene la miel.

Es eterna

La composición que tiene la miel no permite que se dañe, incluso arqueólogos encontraron tarros de miel aún comestible en tumbas egipcias de miles de años de antigüedad.

Este tesoro dorado guardado apropiadamente dura indefinidamente por ser demasiado dulce y demasiado ácido para que cualquier bicho sobreviva… y encima es antiséptico.

Los egipcios la utilizaban para curar heridas, quemaduras y embalsamar los cuerpos.

Hipócrates, considerado el padre de la medicina, la usaba para sanar diversas afecciones de la piel.

Energía para el cuerpo

La miel se compone principalmente de azúcares (78% a 80%) que se dividen a grandes rasgos en fructosa (o levulosa) 38%, glucosa (o dextrosa) 31%, y en el restante 31% se encuentra maltosa, sacarosa y una amplia variedad de polisacáridos. La miel también contiene alrededor de 17% de agua.

Una sola cucharada de miel (21 gramos) puede contener, 64 calorías, 17 gramos de azúcar, incluidas la fructosa, la glucosa, maltosa y sucrosa.

La miel natural facilita la producción de glucógeno en el hígado (Cortesía)

Contiene Vitamina A, Vitamina B1, vitamina B2, vitamina B3, vitamina B5, vitamina B6, Vitamina B8 – Vitamina B9, Vitamina C, Vitamina D, Vitamina K.

Por estos componentes, la miel es un alimento que da mucha energía y es ideal para aquellas personas anémicas o convalecientes que necesitan una ayuda extra para recobrar la vitalidad.

Aminoácidos y antioxidantes para el corazón

La miel tiene una concentración excepcional de aminoácidos, como el aspártico, glutámico, alanina, arginina, asparagina, cistina, glicina, histidina, Isoleucina-leucina-lisina, fenilalanina-prolina, triptófano, serina, tirosina, Valina.

Estudios científicos concluyen que los fenoles y demás compuestos antioxidantes de la miel tienen muchos otros efectos sobre la salud del corazón.

Entre ellos, ayuda a dilatar las arterias del corazón, aumentando el flujo de sangre; previene la formación de coágulos y protege al corazón del estrés oxidativo.

Ayuda al hígado

La miel natural facilita la producción de glucógeno en el hígado, una reserva natural que se genera para cuando el cuerpo lo necesite.

Esta provisión de energía es fundamental para el funcionamiento normal del cerebro.

Beneficia el sueño

El azúcar natural que contiene la miel ayuda a producir una pequeña secreción de insulina y es gracias a esta hormona que se permite la creación de la melatonina, la hormona encargada de regular el sueño.

Es por esto que se recomienda consumir leche caliente con una cucharada de miel antes de dormir para tener un buen descanso.

Una sola cucharada de miel (21 gramos) puede contener, 64 calorías (Cortesía)

Por otro lado, los nutricionistas aseguran que la melatonina también regula los ritmos cardíacos y ayuda a mejorar la inmunidad.

Reduce el estreñimiento

Por su contenido de fructooligosacáridos (FOS), la miel reduce el estreñimiento.

Esto se debe a cuando el oligosacárido llega al colon, el componente se comporta como una fibra vegetal, captando el agua y aumentando de esta forma el volumen de las heces.

La miel puede generar un efecto laxante suave, siendo también alimento de las bacterias necesarias pertenecientes al colon.

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