Un propietario/operador de Chick-fil-A en Miami recibió una avalancha de solicitudes después de acortar la semana laboral a tres días y 14 horas para sus empleados, según reportó CNN.
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Justin Lindsey buscaba una forma novedosa de recompensar a los empleados que “trabajaban literalmente 70 horas a la semana, semana tras semana”, según le dijo recientemente a la revista QSR.
La popular franquicia era rentable y las ventas sólidas, pero esos resultados se conseguían a expensas del agotamiento de los trabajadores. Entonces, a principios de este año, Lindsey creó una “nueva receta para el éxito”, revisar los horarios semanales.
Dividió a sus 38 empleados ––18 líderes de tienda y 20 trabajadores de primera línea–– en dos grupos y alternó los horarios semanales en bloques de tres días, con turnos de 13 a 14 horas.
El resultado: 100% de retención a nivel gerencial y una avalancha de nuevos solicitantes de empleo.
Cuando se abrió una vacante este otoño en el restaurante del vecindario de Kendall, la oferta atrajo a más de 420 candidatos.