Con la llegada de la Semana Santa, en Puerto Rico aumenta significativamente el consumo de pescados y mariscos. Para muchas familias, esta es una tradición gastronómica profundamente arraigada, en la que se buscan los productos más frescos para preparar platos típicos como el pescado frito, el escabeche de chillo o los famosos camarones al ajillo. En toda la isla, existen diversas pescaderías que garantizan calidad y frescura, ofreciendo una excelente opción para adquirir mariscos durante esta temporada.
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Es fundamental saber identificar la frescura del pescado al momento de comprar. Un pescado fresco debe tener ojos brillantes y saltones, agallas de color rojo o rosado, y su carne debe ser firme al tacto.
Además, el aroma es clave: debe tener un olor suave a mar y no desprender un olor fuerte o desagradable.
En Puerto Rico, existen un total de 56 villas pesqueras distribuidas en toda la isla, ofreciendo la oportunidad de comprar directamente a los pescadores.
Esta práctica no solo garantiza la frescura de los productos, sino que también contribuye al fortalecimiento de la economía local y a la preservación de las comunidades pesqueras.
Durante la Semana Santa, visitar estas pescaderías es una excelente opción para disfrutar de productos de alta calidad, apoyar a los pescadores locales y mantener viva una tradición gastronómica que forma parte del patrimonio cultural de Puerto Rico.