Con la llegada del verano y sus altas temperaturas, mantenerse bien hidratado se convierte en una necesidad vital.
Las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas, pueden afectar la salud de forma silenciosa, provocando fatiga, mareos, calambres e incluso golpes de calor.
Ante este panorama, el agua sigue siendo la opción más efectiva, segura y accesible para cuidar el cuerpo desde adentro.
No se trata solo de beber más agua, sino de elegirla con conciencia. Hoy en día, el mercado ofrece diversas alternativas que pueden ajustarse a las necesidades de cada persona: desde agua mineral natural rica en electrolitos, hasta opciones alcalinas, infusionadas o con sabores naturales sin azúcar añadida.
Todas ayudan a mantener el equilibrio hídrico, pero algunas pueden aportar un extra en contextos de calor extremo o actividad física intensa.
Especialistas en nutrición recomiendan no esperar a tener sed para tomar agua, ya que la sed es una señal tardía de deshidratación.
Lo ideal es consumir pequeñas cantidades a lo largo del día y optar por bebidas que realmente hidraten, evitando refrescos azucarados o con cafeína que pueden producir el efecto contrario.
Entre las opciones más populares durante el verano están el agua de coco, por su contenido natural de potasio y magnesio; el agua con infusión de frutas cítricas, que además aporta un toque refrescante; y las aguas minerales con bajo contenido de sodio, ideales para quienes buscan una hidratación más pura.
Además, para quienes pasan tiempo al aire libre o practican deportes bajo el sol, es recomendable alternar el consumo de agua simple con bebidas que contengan electrolitos, especialmente en jornadas de sudoración intensa.
La clave está en escuchar al cuerpo y prevenir antes que corregir. En este verano caluroso, una botella de agua puede ser mucho más que un acompañante: puede ser tu mejor defensa para seguir disfrutando con energía, salud y bienestar.