Desde siempre he tenido una fascinación por el “pie” de calabaza. Su cremosa textura, su intenso aroma y su incomparable sabor han sido motivo de las sonrisas más honestas y los recuerdos más gratos. Quizá porque muchas de mis preferencias están directamente relacionadas con la memoria del gusto y al comerlo lo que siento es ese cariño particular que inevitablemente me evoca a los días de Acción de Gracias.
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Entonces, partiendo de ahí, esa misma emoción quiero transmitirla a través de este batido, que bien puede ser el desayuno perfecto, como también puede ser el postre por excelencia para cerrar tu cena con broche de oro. No obstante, aquí hicimos un “upgrade” justo y necesario para que la bebida sea sana y alta en nutrientes. Verán -y deberían saborear- lo que de aquí surgió. Honestamente, la sensación es hermosa; querrán incorporarlo en su diario vivir.
Receta
¿Qué necesito?
1 taza de leche vegetal
½ taza de calabaza cruda (en cubos)
¼ taza de almendras –u hojuelas de avena-
4 unidades de dátiles sin semilla -o 1 guineo maduro-
4 cubos de hielo
¼ cucharadita canela
¼ cucharadita de jengibre en polvo
¼ cucharadita de vainilla
1 pizca sal de mar
1 pizca clavo molido
¿Qué hago?
Coloca todos los ingredientes en una licuadora y mezcla de 1 a 3 minutos hasta conseguir una textura cremosa. ¡Listo! Sirve y disfrútalo de principio a fin.
Consejito de la abeja
- Decora la bebida con tu “topping” favorito: coco rallado, nibs de cacao, almendras troceadas o granola.
- Puedes hacer una bebida similar, reemplazando la calabaza por batata mameya cruda.
- Las leches hechas en casa son mucho más saludables, elige una taza de tu fruto seco favorito (coco, almendras, anacardos o avellanas) y licúalo con 4 tazas de agua por varios minutos. Cuélalo con un filtro de tela o una bolsa de leche. Reserva en frío y disfruta durante los próximos 4 días.
- Si deseas convertirlo en mousse, agrégale linaza molida, dátiles y ¡listo!
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