Desde una tabla de quesos para compartir hasta una cena gourmet, la manera en que se corta el queso puede marcar una gran diferencia tanto en su sabor como en su presentación. Aunque parece una tarea sencilla, picar el queso correctamente implica conocer su textura, forma y madurez para disfrutarlo al máximo.
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“No todos los quesos se cortan igual. La forma y el tipo de queso determinan la herramienta y el ángulo ideal para picarlo”, explica Pedro Alvelo, afinador y educador especializado en quesos artesanales. “Un mal corte puede alterar la experiencia sensorial e incluso desperdiciar producto.”
Por ejemplo, los quesos blandos como el brie o el camembert deben cortarse con un cuchillo fino o de hilo para evitar que se deformen. En cambio, los quesos curados y duros, como el manchego o el parmesano, requieren cuchillos más firmes o incluso punzones para quebrarlos en lascas irregulares, resaltando así su estructura granulada.
Además, es importante considerar la forma del queso. Las ruedas redondas deben dividirse en triángulos, como si fueran rebanadas de pastel, mientras que los bloques rectangulares pueden cortarse en bastones o cubos según el uso que se le quiera dar.
Otra clave es la temperatura. Los expertos recomiendan dejar el queso fuera de la nevera al menos 30 minutos antes de servirlo para que se ablanden sus grasas naturales y se expresen mejor sus aromas y sabores.
Picar el queso correctamente no solo es una cuestión de estética, sino de respeto al producto y a quienes lo van a degustar. Ya sea para una tabla de entremeses, un emparedado o un maridaje con vinos, dedicar unos minutos a cortar bien el queso eleva cualquier experiencia gastronómica.