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El sabor nostálgico de la lengua mechada en Puerto Rico

La preparación tradicional de la lengua mechada exige paciencia y técnica.

Para muchos, basta con escuchar las palabras “lengua mechada” para evocar memorias de almuerzos familiares, cocinas de campo y sazones que solo el tiempo y el amor logran perfeccionar.

Aunque no es un plato que abunde en todos los menús modernos, la lengua mechada sigue siendo una joya escondida dentro de la gastronomía puertorriqueña, celebrada por quienes reconocen su textura única y su profundo sabor.

La preparación tradicional de la lengua mechada exige paciencia y técnica. Primero, la pieza de carne se hierve durante varias horas hasta lograr una suavidad casi sedosa.

Luego, se limpia cuidadosamente para eliminar cualquier resto exterior, y se cocina nuevamente, esta vez mechada o estofada, en una salsa criolla rica en sofrito, tomates, pimientos, aceitunas y especias locales. El resultado es una carne jugosa, que se deshace en el paladar y que absorbe de manera magistral todos los sabores del guiso.

En Puerto Rico, aunque cada vez más difícil de encontrar, todavía es posible saborear un buen plato de lengua mechada en fondas tradicionales, chinchorros de carretera y restaurantes que mantienen viva la herencia de la cocina criolla.

Generalmente aparece en menús de especialidades o como oferta limitada durante los fines de semana, cuando los cocineros tienen el tiempo necesario para dedicarle el cariño que este plato requiere.

La lengua, por su naturaleza, ofrece una textura diferente a otras carnes de res: más fina, casi aterciopelada. Su sabor, lejos de ser fuerte o invasivo, es elegante y profundo, especialmente cuando se combina con los ingredientes clásicos de la cocina puertorriqueña. A menudo se sirve acompañada de arroz blanco, habichuelas guisadas, tostones o mofongo, logrando una combinación de sabores que rinde homenaje a los métodos ancestrales de cocinar con respeto y cuidado.

Aunque para algunos sigue siendo un gusto adquirido, para otros es un verdadero manjar que encapsula la esencia de lo que significa cocinar sin desperdiciar ninguna parte del animal, una práctica que honra tanto al producto como a la tradición.

En un mundo gastronómico cada vez más enfocado en lo rápido y lo moderno, platos como la lengua mechada nos recuerdan que hay sabores que no pueden apresurarse, ni deben olvidarse.

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