Hay sabores que nunca pasan de moda. En un mundo donde las tendencias cambian al ritmo de los reels y los cocteles de autor, hay algo profundamente reconfortante en volver a esos tragos que han acompañado a generaciones: los digestivos retro.
En Puerto Rico, algunos licores siguen reinando como los favoritos indiscutibles al final de una buena comida. El Frangelico, con su delicado sabor a avellanas, sigue siendo el rey de la elegancia líquida. Ya sea solo, en las rocas o añadido a un café, este licor italiano ha resistido el paso del tiempo con su botella de monje y su encanto inconfundible.
El Disaronno, el amaretto por excelencia, tampoco se queda atrás. Dulce, almendrado y envolvente, es el aliado perfecto para postres, chocolates o incluso una noche de conversación pausada. En muchos hogares boricuas, es tradición que tras el brindis de sobremesa aparezca una botellita de amaretto como símbolo de calidez y buen gusto.
En tiempos más recientes, el Licor 43 ha sabido unirse a esta liga de clásicos. Su perfil dulce con notas cítricas y de vainilla ha encontrado su espacio en los carajillos locales, en postres bebibles o simplemente servido frío para cerrar con broche de oro.
Y por supuesto, el Baileys, ese abrazo cremoso que ha hecho del café con licor una verdadera religión para muchos. Su suavidad lo convierte en el favorito de quienes buscan un final goloso y reconfortante después del plato fuerte.
Estos digestivos retro no solo representan buen gusto, sino también historia, nostalgia y un saber vivir que se resiste a desaparecer. En cada sorbo, nos devuelven a la mesa con los nuestros, al brindis compartido y al placer de saborear la vida… lentamente.
Los digestivos pueden ser:
- Licores dulces, como Frangelico, Disaronno, Baileys, Licor 43.
- Espirituosos herbales o amargos, como Chartreuse, Jägermeister o Aperol (aunque algunos también se usan como aperitivos).
- Bebidas cremosas o especiadas, muchas veces con base de crema, café o nueces.
Aunque todos los digestivos son licores, no todos los licores son digestivos, ya que muchos se toman antes de comer (como aperitivos) o en otros contextos. El término “digestivo” se refiere más a cuándo y cómo se consume, no a una categoría estricta.
Los digestivos retro no solo representan buen gusto, sino también historia, nostalgia y un saber vivir que se resiste a desaparecer.
En cada sorbo, nos devuelven a la mesa con los nuestros, al brindis compartido y al placer de saborear la vida… lentamente.