Más allá del señorío, Ribera del Duero ofrece un amplio abanico de posibilidades

El río Duero es el hilo conductor de esa rica región vinícola que visitamos en España.

RIBERA DEL DUERO, ESPAÑA – Durante años el imaginario y el gusto del puertorriqueño por el vino español ha dado paso a grandes experiencias. Se trata de vinos con estructura, complejidad y longevidad.

Es así como la Denominación de Origen (D. O.) Ribera del Duero se posicionó en nuestro archipiélago caribeño mediante la presencia de 61 bodegas, pero los matices de esta zona vinícola van mucho más allá del señorío de los grandes. “Hay tantas riberas, como viñedos, como bodegas. Es verdad que hay 61 bodegas que exportan ahora mismo a Puerto Rico, pero hay todavía espacio para mucho más porque hay diferentes tipos de vino, diferentes formas de interpretar el vino”, afirmó desde la bodega Cillar de Silos, Miguel Sanz Cabrejas, director del Consejo Regulador de la D.O.

Una forma más sencilla de plantearlo es la del presidente del Consejo Regulador de la D. O. Ribera del Duero, Enrique Pascual García. “Hay ganas de buen vino y nosotros lo tenemos”, afirmó quien puede hablar de primera mano, pues su familia es propietaria de Bodegas Pascual, además de presidir la Junta de Directores del Consejo Regulador ya por ocho años, y acaba de ser reelegido.

La Ribera del Duero se extiende por Burgos, Segovia, Soria y Valladolid. Las condiciones climáticas, la altitud y sus suelos propician que más de 300 bodegas produzcan allí sus vinos con la uva Tempranillo como protagonista, aunque también en juego con otras como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha Tinta.

Al visitar sus bodegas escuchará en más de una ocasión que tienen nueve meses de invierno y tres de infierno. Hay primaveras con heladas, como la actual, que contrastan con veranos cortos y calurosos. En la Ribera del Duero llueve muy poco, pero ello hace que sus uvas estén en estrés hídrico y térmico, lo que redunda en vinos potentes, intensos y con cuerpo.

Sin embargo, los viticultores, enólogos y bodegueros de la zona experimentan para ampliar su variedad e identidad más allá del señorío. Sanz Cabrejas explica que hay heterogeneidad. “Tenemos que apostar por los vinos jóvenes, vinos de chateo, vinos de entrada, fáciles de beber, que lleven a nuestra juventud hacia los grandes Ribera del Duero”, dijo el funcionario.

Para el mercado de Puerto Rico, esa es la meta. Llegar a los jóvenes. Sanz Cabrejas asegura que ya lo hicieron en España, por lo que esperan repetirlo. “Realmente, los jóvenes buscan vinos más amables, más frutales, más fáciles de beber, más amenos, que te lleven a una conversación […] Ribera tiene grandes vinos para esos momentos de consumo”, aseguró.

Metro visitó 13 bodegas en Ribera del Duero y dialogó además con otros seis bodegueros de la región. Las visitas y los diálogos destacan la identidad de cada marca.

Algunos puntos destacados de las visitas

Viña Mayor – Ubica en la llamada Milla de Oro de la Ribera del Duero. Pertenece a la familia Barceló.

Pago de los Capellanes – El dueño de la bodega, Francisco Rodero, recibió a la delegación de Puerto Rico en una impresionante facilidad que entrelaza el arte con el vino. Llegan a Puerto Rico a través de B. Fernández.

Carmelo Rodero – El propio Carmelo recibió a la delegación de Puerto Rico para mostrar cómo con su ingenio y tesón ha posicionado sus vinos en el tope de la región. Los vinos son distribuidos en Puerto Rico por V. Suárez.

Viñedos y Bodegas García Figuero – Se trata de una muy bien cuidada operación familiar. Vanguardia en los embotellados, pero artesanía en los procesos de fermentación y crianza logran un producto de alta gama que llega a Puerto Rico a través de la Cava de Serrallés.

Bodegas Briego – Es una bodega familiar que elabora vino desde el 1992. Los hermanos Fernando, Gaspar y Javier Benito tienen la bodega más al Sur de toda la D.O. Ahora, la hija de Gaspar, Andrea se ha integrado como enóloga para seguir con la tradición de una bodega que elabora sin prisa vinos de autor. En Puerto Rico los distribuye Plaza Cellars.

Finca Villacreces – Visitar estos viñedos y la bodega es una de las experiencias más divertidas de Ribera del Duero. Puede recorrerlos en bicicleta. Además, de que allí podrá degustar Pruno, que en el 2019 fue declarado por Robert Parker como el mejor vino español por menos de $20. Son distribuidos en Puerto Rico por Fine Wines.

Bodegas Cepa 21 – Esta etiqueta no necesita presentación en Puerto Rico. Su dueño, José Moro, recibió a todo lujo a la delegación boricua con un almuerzo en el restaurante de la bodega, reconocido en la Guía Michelin. Moro describe así sus vinos: “Mezclan muy bien la estructura que tienen con la melosidad, con esa madurez, que es fruto de la altitud que tenemos”. En Puerto Rico lo distribuye V. Suárez.

Montebaco - Una experiencia rural que transporta a otros tiempos. En lo que alguna vez fue una finca ganadera que pertenecía a monjes, ahora la vista es ocupada por viñedos a una altitud de 900 metros. Allí se elaboran los vinos como se sienten, según explica Manuel Esteban Martín. La empresa Méndez y Co. los distribuye en Puerto Rico.

Avelino Vegas – Visitamos una de sus bodegas que nació como cooperativa en 1968, pero que hace 28 años fue adquirida por la familia. Trabajan con uvas de cuatro provincias. En Puerto Rico lo distribuye Santoña. Además tienen Fuentespina que es distribuido por V. Suárez.

Cillar de Silos y Dominio del Pidio – Visitar estos viñedos y bodegas es como vivir una película. Sus paisajes e historia hilvanan con la elaboración de vinos de alta calidad. Allí nos recibió su dueño Roberto Aragón García y se unió el padre y fundador, Amalio Aragón. Estos vinos son distribuidos en Puerto Rico por V. Suárez.

Dominio del Águila – En un apartado pueblito, sin letrero y en bodegas subterráneas nos topamos con una de las más agradables sorpresas de la misión. Allí catamos Canta La Perdiz, un vino que alcanzó los 100 puntos Parker, además de otros exquisitos vinos de esta bodega como Peñas Aladas. Fine Wine Imports los distribuye en Puerto Rico.

Dominio de Cair – Daniel Martínez, su director enólogo, describe todo el proceso en una moderna bodega como lineal, en el que si tienen que crecer de alguna manera, será en calidad y no en volumen. Para ellos, el tema de las parcelas y los viticultores es central. V. Suárez distribuye sus vinos en Puerto Rico.

Torremilanos – Más que un viñedo, es toda una experiencia de enoturismo y buen vino. Hotel, finca, bodega y degustación convergen en un amplio terreno con espectaculares vistas. Trabajan el método de agricultura biodinámica. Sus vinos son distribuidos en Puerto Rico por Méndez y Co.

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