La presencia de residuos biológicos en productos de consumo, como ocurrió recientemente en el restaurante Lala de Bad Bunny en The Mall of San Juan, representa un riesgo sanitario que obliga a la eliminación inmediata de los artículos afectados, aun cuando estos estén cerrados.
En este caso, un hombre orinó sobre 26 botellas de vino dentro de la cava del restaurante, un acto que provoca la necesidad de discutir sobre las implicaciones higiénicas de este tipo de contaminación externa.
Aunque el contenido del vino permanece sellado, expertos en seguridad alimentaria advierten que la orina puede contener bacterias u otros agentes patógenos, especialmente si la persona involucrada presenta infecciones activas.
El contacto de estos fluidos con las botellas compromete la higiene del entorno, sobre todo en elementos porosos como etiquetas o corchos, que podrían absorber residuos, generar olores y facilitar la proliferación de microorganismos.
En entornos gastronómicos de alta gama, donde la presentación y la inocuidad son esenciales, cualquier exposición a contaminantes exige una respuesta rápida y rigurosa para garantizar la seguridad del consumidor.