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¿Se debe lavar el pollo antes de adobarlo? Esto dicen los expertos

Una de las razones por las que muchas personas lavan el pollo es para eliminar olores, sangre o residuos

Lavar el pollo crudo antes de adobarlo es una práctica común en muchos hogares puertorriqueños y latinoamericanos, arraigada en la tradición y en la creencia de que ayuda a “limpiar” impurezas o residuos del ave. Sin embargo, expertos en salud pública y seguridad alimentaria coinciden en que este paso, lejos de ser útil, puede representar un riesgo innecesario para la salud.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), lavar el pollo crudo puede propagar bacterias peligrosas como Salmonella o Campylobacter en el fregadero, utensilios y superficies cercanas, aumentando la posibilidad de una contaminación cruzada. Las gotas microscópicas de agua con bacterias pueden esparcirse hasta un metro de distancia.

“La única manera segura de eliminar bacterias del pollo es cocinándolo a una temperatura interna mínima de 165 grados Fahrenheit”, explican desde el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Lavar no elimina microorganismos, pero sí puede esparcirlos.

¿Y el sabor?

Una de las razones por las que muchas personas lavan el pollo es para eliminar olores, sangre o residuos, especialmente si el ave es fresca o ha sido descongelada. Pero los expertos coinciden en que un buen adobo y una correcta cocción son suficientes para garantizar sabor y seguridad. En todo caso, si deseas retirar exceso de líquidos del empaque o coágulos, lo recomendable es usar papel toalla desechable —nunca enjuagar bajo el grifo.

Cultura vs. ciencia

En la cocina puertorriqueña, el ritual de lavar el pollo con vinagre o limón es casi tan común como el sofrito. Sin embargo, esta práctica responde más a costumbres culturales que a necesidades sanitarias reales. Aunque el vinagre puede ayudar a neutralizar olores, no esteriliza ni elimina bacterias patógenas de forma efectiva.

¿Qué hacer entonces?

  • No laves el pollo crudo bajo el grifo.
  • Sécalo con papel toalla si es necesario.
  • Adoba como de costumbre, preferiblemente en un recipiente limpio y refrigerado si lo vas a dejar marinar.
  • Lava muy bien tus manos, tablas y utensilios después de manipular pollo crudo.
  • Cocina siempre a temperatura segura.

En resumen, aunque pueda parecer contradictorio con lo aprendido en casa, no es necesario —ni recomendable— lavar el pollo antes de adobarlo. La seguridad alimentaria comienza con hábitos conscientes, y este pequeño cambio puede evitar enfermedades sin afectar el sabor de tus platos.

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