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¿Por qué nos encantan las margaritas?

El cóctel que conquista paladares y momentos

Hay bebidas que trascienden modas y generaciones, y la margarita es una de ellas. Refrescante, vibrante y versátil, este icónico cóctel a base de tequila ha sabido ganarse un lugar permanente en barras y celebraciones alrededor del mundo, especialmente en fechas como el Cinco de Mayo, cuando su popularidad alcanza su punto más alto. Pero ¿qué tiene la margarita que gusta tanto? ¿Por qué sigue siendo una de las favoritas, década tras década?

Primero, por su equilibrio perfecto. La margarita clásica mezcla tequila, licor de naranja (como Cointreau o triple sec) y jugo de limón, logrando una armonía entre lo dulce, lo ácido y lo fuerte que estimula el paladar desde el primer sorbo. No es empalagosa ni demasiado amarga, lo que la convierte en una bebida fácil de disfrutar para muchos gustos, incluso entre quienes no suelen consumir tequila.

Segundo, por su versatilidad sin límites. La margarita se reinventa sin perder su esencia. Puede servirse “on the rocks”, “frozen” o en versiones infusionadas con frutas tropicales como mangó, parcha, fresa o piña, o incluso con ingredientes más atrevidos como chiles, hierbas frescas, sal negra o mezcal ahumado. Cada variación ofrece una experiencia distinta, lo que hace de la margarita una bebida que siempre sorprende y nunca aburre.

Además, hay una dimensión emocional y social ligada a la margarita. Se asocia con vacaciones, playa, amigos, risas y desconexión. Su sola presencia en una mesa sugiere celebración. Ya sea en una copa escarchada con sal o en un vaso corto adornado con fruta, una margarita bien preparada siempre tiene ese aire de fiesta relajada que eleva cualquier ocasión.

Otro factor que no se puede pasar por alto es la calidad del tequila actual, que ha evolucionado para ofrecer opciones más sofisticadas y artesanales. Los tequilas blancos, reposados y añejos permiten jugar con notas cítricas, herbales o amaderadas que enriquecen la experiencia de una buena margarita, invitando a una apreciación más consciente del cóctel.

En tiempos donde la coctelería se ha vuelto una forma de arte, la margarita mantiene su trono con dignidad y estilo. Gusta por su sabor, claro, pero también por lo que representa: frescura, alegría, y una conexión cultural con México que cruza fronteras y se saborea en cada trago.

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