En la cocina puertorriqueña, los majados ocupan un lugar privilegiado en la mesa criolla. Desde el clásico majado de viandas hasta creaciones más modernas como majados de yuca trufada o de batata con miel, estos acompañantes se han convertido en protagonistas de muchos platos gracias a su versatilidad y sabor reconfortante. A lo largo de la isla, varios restaurantes han elevado este componente tradicional con toques creativos y técnicas culinarias contemporáneas que vale la pena descubrir.
En el área metropolitana, algunos restaurantes han apostado por rescatar la tradición del majado al estilo casero, ofreciendo opciones que combinan viandas locales como yautía, ñame, malanga y plátano. Estos establecimientos no solo celebran el sabor auténtico del agro boricua, sino que también experimentan con ingredientes como ajo rostizado, aceite de oliva, crema fresca, y hasta quesos añejados para darle nueva vida a esta receta tradicional.
En pueblos como Caguas, Naranjito y Barranquitas, donde la cocina de montaña resalta con fuerza, los majados de raíces son un must en la mayoría de los menús. Allí, los chefs combinan lo mejor de la cosecha local con recetas familiares transmitidas por generaciones, logrando una textura rústica pero cremosa que acompaña carnes ahumadas, pescados o el infaltable pernil.
También en el sur y oeste de la isla, hay propuestas interesantes. En Cabo Rojo y Mayagüez, algunos locales han dado protagonismo a los majados de pana y batata, integrando ingredientes como leche de coco, cebollines y especias frescas para lograr contrastes dulces y salados. En muchos casos, se sirven como base para platos de mariscos, aportando equilibrio a recetas cargadas de sazón.
Los majados no son solo una guarnición: son una expresión de la identidad culinaria puertorriqueña.
En cada región del país, este plato humilde se transforma en una experiencia de sabor única que conecta con la tradición y al mismo tiempo se reinventa.
Ya sea como acompañante de un churrasco, parte de un mofongo deconstruido o como la base de un plato vegetariano, el majado sigue siendo símbolo de sabor, arraigo y creatividad en la mesa boricua.