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Los pueblos donde la piña es reina

Aunque se cultiva en distintas zonas de la isla, hay ciertos pueblos que destacan por su producción, venta y tradición alrededor de esta fruta dorada

Dulce, jugosa y tropical, la piña es una de las frutas más emblemáticas del Caribe, y en Puerto Rico tiene un lugar especial tanto en la agricultura como en la cultura gastronómica local.

Aunque se cultiva en distintas zonas de la isla, hay ciertos pueblos que destacan por su producción, venta y tradición alrededor de esta fruta dorada, convirtiéndose en puntos de referencia tanto para comerciantes como para consumidores.

Uno de los pueblos más reconocidos por su producción de piña es Lares. Este municipio montañoso ha logrado posicionarse como uno de los líderes en el cultivo de piña en la zona interior de la isla, gracias a sus condiciones climáticas favorables y al compromiso de sus agricultores. En Lares, la piña no solo se vende fresca en plazas y mercados locales, sino que también se transforma en jugos, mermeladas y dulces típicos.

Más al norte, el pueblo de Manatí se ha consolidado como un centro clave para la distribución de piñas en la costa norte. Gracias a su acceso estratégico a carreteras principales, muchos comerciantes del área metropolitana obtienen su fruta de este municipio. En sus barrios rurales se cultivan grandes cantidades de piña que abastecen tanto a supermercados como a vendedores ambulantes.

En la zona sur, Santa Isabel y Guánica también se destacan. Santa Isabel, conocido como “la huerta de Puerto Rico”, alberga fincas con una larga tradición agrícola, donde la piña ocupa un lugar importante junto a otros frutos tropicales. Guánica, por su parte, se beneficia del clima seco y soleado del suroeste para producir piñas de gran dulzura, ideales para el consumo directo y para la exportación limitada.

Otro pueblo que no puede quedar fuera es Arecibo. Allí, las piñas suelen verse en venta al borde de las carreteras y en mercados agrícolas durante todo el año. Este municipio costero es una de las paradas favoritas para quienes transitan hacia el oeste en busca de frutas frescas, y la piña es, sin duda, una de las más solicitadas.

El impacto de la piña en la economía agrícola de estos pueblos es significativo, no solo por la venta directa al consumidor, sino también por su presencia en ferias agrícolas, festivales gastronómicos y eventos culinarios donde chefs y bartenders utilizan la fruta para crear platos y cócteles innovadores.

La piña boricua, cultivada con esmero y orgullo, sigue siendo un símbolo de sabor y tradición que une al campo con la cocina.

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